Hola, Soy José Manuel

Mis dos nombres tienen una historia que quiero compartir contigo.

Habitaba en una humilde vivienda de un barrio llamado "La Popular". Cuando era cachorro los más pequeños de la casa jugaban conmigo y me amaban, pero cuando fui creciendo sufrí algún tipo de accidente y los más grandes de la casa me ataron al tronco de un árbol sin hojas. Allí pasé mucho tempo de mi vida, con mis patitas traseras fracturadas, confinado al dolor, al sol inclemente del Edo. Zulia, al olvido y a la tristeza de estar solo...

Fueron dos Bomberos del Mcpio. Maracaibo, quienes tuvieron piedad de mi situación, reclamaron mi custodia y me trajeron al lugar que creyeron mejor indicado; ¡al humilde Refugio de la Dra. Jacqueline Montaño!, donde no me falta cariño, respeto, asistencia, alivio, sombra, ni alimento...

Olvidaba contarles porqué me llamaron José Manuel. Ha sido porque los Bomberos que me rescataron se llamaban uno José y el otro Manuel y en agradecimiento al gesto que tuvieron conmigo, llevo con orgullo sus nombres.


Llevo ya 6 meses viviendo en el Refugio, la difícil situación económica de mi tutora, la Dra. Jacqueline, no le permite acceder a una andadera que pueda ayudarme a desenvolverme mejor, pues aún con mis patitas fracturadas, debo agradecerle el amor que me ha brindado acercándome a ella de la manera que puedo, de rodillas, cuando la veo llegar y sé que ella sufre al verme así.

Comparto el Refugio con otros congéneres y todos nosotros necesitamos de tu ayuda... Ayúdanos de la manera que puedas, contacta a la Dra. Jacqueline, o a nuestra amiga Rhode Arguelles y diles que tú también me quieres ayudar!


Te estaré eternamente agradecido,

José Manuel.

Hola, Soy Humo

Me llamo así por el color de mi pelaje.


Mis amos me abandonaron en un Galpón. Al principio venían a alimentarme y a jugar conmigo, pero luego se olvidaron de mí. Comencé a perder peso y a enfermarme, pero lo que más sentía era que no sabía nada de mis amos y que no los había vuelto a ver.

Algunos vecinos comenzaron a notar la ausencia de mis amos y me lanzaban pan y trataban de darme agua a través de un pequeño agujero.

Fue luego de tres meses de agonía cuando fui rescatado por la Dra. Montaño y la Señora Rosmeri, quienes con la ayuda de un funcionario de Polisur lograron mi custodia.

Haber sido olvidado por mis amos generó en mí desnutrición y artritis, pero jamás me rendí! Llevo viviendo en el Refugio un año, la Dra. Jacqueline humildemente con la ayuda de algunos voluntarios, han tratado de mantenerme con vida y he resistido porque de alguna manera debo pagarles el amor que me han brindado y el haberme rescatado. ¡Ahora soy la mascota del Refugio y quizá una de las razones que dio paso a la Fundación Cristiana El Arca de Noé!

Ahora cuento con amor, protección, alimentos, y me he recuperado mucho físicamente, pero necesito medicamentos para el dolor en mis huesos. La Dra. Jacqueline hace lo humanamente posible para proporcionármelos pero le es muy difícil, pues atraviesa una muy mala situación económica. Llámala, habla con ella y ayudala! Porque de ésa manera me estarás ayudando a mí. Cuando quieras puedes venir a conocerme. Sé que soy diferente a ustedes los seres humanos pero también sé que ustedes, al igual que yo, tienen corazón.

Agradecido de antemano,

Humo.